
Las aves también han evolucionado para resistir las inclemencias climáticas. Sus patas delgadas y extensas y sus dedos pequeños tienen lo que se denomina circulación a contracorriente. Tienen sangre fría en los extremos de las patas, lo que significa que pierden muy poco calor al posarse sobre suelo frío.
“La circulación a contracorriente es la razón por la que podemos ver grupos de gaviotas argénteas paradas sobre el hielo”, explica Kaufman. “No saltan ni tiemblan de frío porque están bien adaptadas”.Las plumas son el aislante perfecto: son casi como chaquetas de plumón naturales. El plumón, debajo de las plumas de contorno, contiene el aire, mantiene el calor del cuerpo y evita que el aire frío llegue hasta la piel. Las aves que invernan en climas fríos también desarrollan un plumaje más grueso en el invierno, que mudan en otoño y pri
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